Todos sabemos que la fotografía no es un reflejo directo de la realidad, es una construcción. Una fotografía puede no ser real, pero debe ser creíble. Si no lo es, nos cuesta verla como tal. A una imagen que no permite ser creída no la llamamos fotografía, la definimos como arte digital, ilustración, …

Nuestras fotografías cada vez están más alteradas por el uso de la inteligencia artificial (IA), los filtros y la imitación de modelos publicitarios. Si somos conscientes de su poder evocador, observar una fotografía es un camino directo a rememorar los recuerdos. Y también somos conscientes de su valor como normalizadoras de una realidad. Cuantas más veces vemos «algo», más lo convertimos en habitual y en norma. No podemos evitar pensar que está pasando y que pasará cuando estas imágenes, cada vez más alteradas y alejadas de la realidad, sean las creadoras de normalidad y de nuestra memoria personal?

Pongamos por ejemplo un autorretrato que nos hacemos hoy, ayudado por la IA y los filtros de nuestro Smartphone, y que dentro de 20 años sea el elemento con el que recuperamos nuestro recuerdo de cómo éramos.

Sobre estos aspectos de la creación fotográfica os invitamos a reflexionar, aprender y profundizar en las VIII Jornadas fotográficas de Castell Platja d’Aro.